irakale
el reto
La falta de confianza en nuestras propias capacidades y en las de los demás, dificultan nuestra expresión (la expresión de lo que somos, lo que necesitamos, deseamos…) y, en consecuencia, nuestra salud y nuestra capacidad para ser/hacer con otras. Restaurar esta confianza es necesario para un “más vivir”.
la estrategia
Poner en relación deseos de compartir y aprender, competencias o destrezas y retos o necesidades… Y construir, a partir de este tejido, espacios de aprendizaje autónomo en la calle. Hacerlo de manera que las diferencias sean evidentes, practicando relaciones de escucha y respeto, abriendo y aprovechando los recursos, adecuando el espacio-calle…para que se vea.
¿Cómo?
1. Una red comunitaria
preguntar
tejer
diseñar
¿Qué te gustaría aprender? ¿Qué te gustaría compartir?
Salir a la calle con estas dos preguntas sencillas y recordar que no existe conocimiento grande o pequeño.
Con lo que recogemos…
¿Se lo cuentas a otras que quieren...? ¿Te sumas a...?
reunirnos en torno a deseos o necesidades compartidas y construir un mapa comunitario de deseos, retos, destrezas, conocimientos…
Con las gentes y los temas acordados…
¿Qué necesitas? ¿Cómo lo haríais?
definir juntas las necesidades de cada espacio dando lugar a la diversidad de cada persona, en cada momento y tarea.
Con las necesidades y opciones localizadas…
2. Espacios de aprendizaje
contrastar
invitar
salir
Contrastar las necesidades
y las ideas acordadas -de espacio y recursos- con el ayuntamiento y los agentes aliados, para terminar de definir los espacios.
Abrir el espacio
a otras personas de la comunidad que puedan estar interesadas en participar. Sinolvidar que, cualquiera debe poder ser parte del espacio.
Ocupar la calle
o los espacios comunes y hacer visible los recursos, el potencial, la riqueza de las relaciones autonomas. Aprender.
¿Qué sucede?
Las experiencias
Cuando sales a preguntar a la calle “¿Qué te gustaría aprender? ¿Qué te gustaría compartir?” la primera reacción de la mayoría de nosotrs es “¿yo? ni idea” o “¿yo? nada”. No sabemos si la respuesta tiene que ver con la pérdida de deseo o de la conciecia de capacidad. En cualquier caso, dando tiempo y acogiendo esa incertidumbre, poco a poco aparecen las respuestas. Y a partir de ahí, todo es posible.
Podemos aprender sobre cocina, astronomía, fotografía o arqueología. Podemos aprender a hacer un vortex cañon o un boomerang, podemos aprender cómo desmontar una placa de ordenador, arreglar un pinchazo en la bici o coser un dobladillo de pantalón…
Las personas
Irakale supone, más allá del aprendizaje concreto, un proceso de capacitación.
Todas ellas han necesitado aprender a decir y escuchar, a convivir con la diversidad, a tomar decisiones, a relacionarse en un contexto “no escolarizado”… a ser responsables de sus aprendizajes.
La comunidad
Irakale implica la disposición de recursos y espacios comunes al servicio del aprendizaje. Y esto conlleva la necesaria colaboración entre la administración local, la ciudadanía y los agentes sociales.
Sacar a la calle el conocimiento y el aprendizaje pone en evidencia el potencial comunitario y transforma el sentido del espacio común.