Hoy hemos estado dándole vueltas a Herrigune, pensando cómo atender –cuál es la mejor manera de acompañar las necesidades que nos llegan de ls leioaztarrak. Y una vez más, nos hemos encontrado en ese límite entre lo que nos gustaría y lo que, según nuestra función en todo esto, debemos hacer. Si perdemos de vista nuestro lugar en cada situación –con cada persona o comuniad- corremos el riego de querer hacer todo a nuestra imagen y semejanza.
Las gentes de Solasgune, evidentemente, somo hombres y mujeres, amigs, ciudadans, hijs, mpadres, compañers.. pero aquí en Herrigune, somos educadores. Que para nosotrs significa, como ya hemos dicho otras veces, que somos asistentes. En algunos casos asistir significa atar un nudo con una cuerda para sujetar la pared-tela de una casa-hueco. Otras, significa devolver el tiempo y la responsabilidad y que el nudo lo hagas tu. A veces, significa estar callado o estar presente, y otras recordar las prioridades, las reglas de juego. Al final, cuando las personas deciden o «hacen» recuerdas que eso es lo que querías; eso que han decidido es lo único que tiene sentido.
Total que hoy, en las conversaciones con una parte de la comunidad, hemos vuelto al Camino Escolar. Y nos ha tocado asistir conversando largo, recordando lo acordado, las necesidades de quienes no estaban presentes… para volver junts a Bizibideak.
Perder de vista los objetivos grandes, las revoluciones y los escenarios deseables en los parámetros de lo posible es algo habitual cuando la empresa es árdua. Empeñads en poner en marcha los caminos escolares se olvida que nuestro objetivo principal es hacer de la ciudad un lugar de crecimiento-aprendizaje, lugares habitables, transforma-dores-bles. Porque no se trata de “que los niños caminen a la escuela”. Eso esta bien y si se hace a lo grande, más: supone ejercicio físico para ls niñs y un ejercicio de confianza para las familias y adults; supone hacer visible un elemento vinculante para la comunidad en general y provoca mecanismos de apoyo mutuo; ls niñs habitan el espacio común con mayor asiduidad y eso pone en evidencia lo que nos es útil o sano, y lo que no; aumenta la seguridad en las calles; ofrece a ls niñs un tiempo de autonomía e intimidad; reduce el uso de coches y autobuses y el gasto económico que se deriva de ellos…y alguna cosa más, seguro.
Siendo una decisión en apariencia sencilla, satisface muchas necesidades. Pero, si perdemos de vista el horizonte ambicioso podemos caer en tentaciones reduccionistas y terminar organizando un pedibus y olvidándonos de lo trascendente.
Por eso en Leioa el proyecto de CaminoEscolar que comenzó en 2007 se convirtió pronto en BIZIBIDEAK: caminos o vias de vida. Y a ello vamos a ponernos otra vez, poco a poco, centrándonos en los cambios pequeños, pero sin olvidar los sueños grandes. Terminaremos un poco con los ojos a la virulé, como los tres hermanos de Silvio pero… es el camino vital!