El otro dia fuimos a cenar al Milagros. Es un lugar bonito, la comida es de capricho y.. se está bien. Al entrar nos encontramos con esto:
Y recordamos que hacía tiempo que queríamos enfadarnos con este tema.
No pretendemos entrar a si es derecho a la no discriminación o derecho de admisión. Si las personas pequeñas son cansinas o ruidosas. Si podríamos hacer una lectura social y del daño común vinculada al hecho de que «a algunas, la infancia, les molesta». O si es soportable el olor a colonía de las señoras del metro. Si digo esto último, más de uno necesitará apuntar que no sólo las señoras se echan colonia apestosa. Ya. También podríamos hacer el clásico ejercicio de sustituir la palabra «niños» por «negros». O por personas en sillas de ruedas, homosexuales, gitanos, feos, rubios…
Lo que nos gustaría es dar un par de opciones a la gente del Milagros para no resultar ofensivas. O mostrar, que una puede expresar lo que necesita cuidando a las demás. Por ejemplo, ideas en dos minutos:
Además, poneos en situación de esas niñas y niños que saben leer.
Luego nos quejaremos. Mira.. les pegan, les roban, les insultan.. y siguen ahí, enganchados a su condescendencia, incapaces de poner límites, de decir que no.
Luego hablaremos del bien común, de lo que nos sostiene y permite seguir siendo.
Luego hablaremos de diversidad. Pero sólo de la diversidad que «nos gusta».
Estaría bien tener un rato para tomar algo en el Milagros y charlar de todo esto porque, realmente, es un lugar magnífico. A las niñas de nuestra familia, les encanta su comida. Va.. aquí su extraordinario menu.