Estos de aquí abajo son nuestros parámetros de trabajo: donde asentamos el cómo o la mirada íntima de Solasgune.
En cada situación y proyecto nuevo se incorporan a estos las necesidades concretas de cada comunidad; aquellas que llevan a realizar el cambio o las que sirven de excusa. En algunos casos es una celebración, en otras, la incorporación de nuevas gentes, cambios en la estructura organizativa o la transformación de los organos de gestión y decisión… Da igual el camino.
Juego y Aprendizaje
Juego es la experiencia de aprendizaje que respeta las necesidades, las capacidades y los deseos de las personas y el lugar donde la comunidad y el individuo se refuerzan el uno al otro.
Cuando se crean las condiciones propias de Juego –seguridad; la ausencia de programas establecidos y modelos únicos y la aceptación de las diferencias; de ritmos, de capacidades…- se genera un proceso comunitario que se enriquece de la diversidad de experiencias, relaciones y conocimientos y donde se satisfacen además las necesidades de las personas.
Vivir es jugar y jugar es vivir; arreglar un enchufe, tener un hijo o andar en bicicleta.
Comunidad
Las sociedades actuales han perdido su condición comunitaria en la medida en la que ya no facilitan los aprendizajes de las personas y mucho menos los aprendizajes grupales o comunitarios. De ahí que muchas veces llamemos comunidad a grupos de personas que se juntan para satisfacer intereses más o menos “generales”.
Nos gusta pensar que podemos redefinir nuestros pueblos y organizaciones y recuperar espacios saludables de relación y aprendizaje conjunto; sabemos que podemos construir pueblos que se inventen a sí mismos y sean espacios de crecimiento comunitario y grupal.
Vecino es esa que hace la mejor tortilla o aquel que sabe de plantas; las que hacen la Comunidad de Aprendizaje.
Autonomía y Participación
O, restituirNOS en la Autonomía: la responsabilidad y la libertad. La participación dentro de las condiciones de Juego y Aprendizaje es el mecanismo que asegura la diversidad de los grupos; es, dentro del proyecto comunitario, el límite que moldeamos con “el otro” compartiendo nuestras necesidades, deseos e ideas. Hablamos de:
– Capacitar a los ciudadanos, sobre todo a la infancia y a la juventud, de recursos y estructuras que les permitan desplegarse e involucrarse.
– Cambiar los procesos de gestión, con el compromiso de los responsables políticos, para que las personas asumamos el poder, la libertad y la responsabilidad que nos corresponden.
– Recuperar el juego para los adultos y la responsabilidad para la infancia… ¡y al revés!
Descomplicar las estructuras para tomar parte.
Lo niño
Que no necesariamente, las niñas y niños.
La organización social actual separa a la infancia de la comunidad y viceversa, recortando nuestras capacidades de aprender y enseñar y generando importantes carencias en nuestras relaciones y experiencias vitales.
El reencuentro entre la infancia y la comunidad y la redistribución del poder del conocimiento supondrían recuperar para tods ese “lo niño” que nos pertenece y crear parámetros desde lo que nos es común para la construcción de Comunidades de Aprendizaje.
Si el botón de la ducha está a su altura, estará a la de todos.